Mariel, poetisa 
clara
Tu tierna sonrisa en mis oídos 
canta,
intenta mi pluma ponerla en 
palabras
tan tristes, tan dulces y 
suaves... tan pálidas,
es hora de ensueños, de ensueños 
del alma,
y estoy muy ansioso de beber tus 
lágrimas,
de besar tus labios en tibias 
mañanas,
de oír como tañen todas tus 
campanas,
de probar tersura en piel de tu 
espalda,
de libar las mieles cada 
madrugada
y traspasar barreras, la de tus 
pestañas,
navegar contigo en nuestras 
miradas,
prometernos juntos alguna 
esperanza:
quizás una noche que dure hasta 
el alba?
Tu eres mi brindis en copa de 
plata,
rosas escarlatas y orquídea 
blanca
y yo, simplemente, no tengo esas 
alas,
sólo tengo amores en tiernas 
palabras.
Tu en cambio si eres, poetisa 
clara,
deviene de ti miel que se 
derrama
en tus poemas, de besos y 
lágrimas,
de dulces caricias y ardientes 
llamas,
tus tibias palabras penetran mi 
alma...
te leo, oigo pájaros que 
cantan
y vuelan... vuelan campanas...
Federico L.M. de 
Luque

