Seguidores

martes, 15 de febrero de 2011

Tu tristeza, mi tristeza...


Esta rosa empalidece en tu presencia
tan hermosa que es, pero tu la superas,
la alcanzas, la sobrepasas en belleza,
en la fragancia sensual de primavera
y además en este día hasta en la tristeza...
obsérvala que es bella, si, pero esta seca,
en cambio tus lágrimas que me embelezan
se derraman en el alma como acuarelas
que dibujan tus poemas, mis poemas,
como rayos de luz y amor sobre una tela
y que tornan transparentes las estrellas
de tus ojos de miradas verdaderas...!

Mas de pronto recibo tu respuesta,
se ensombrece mi alma en tu tristeza,
porque también, como firme enredadera,
nos cubre a los dos con tal naturaleza
de besos que no son y que en su ausencia
intentamos reemplazarlos con poemas,
vanamente, en desesperada espera
del amor que nos falta y de su esencia:
los suspiros, los delirios... las entregas
milagrosas, permanentes, perfectas:
caricias casi intangibles y supremas...
mujer del alma, mi amada eterna !

No se abraza mi cuerpo a tu cadencia,
ni te acurrucas en mis brazos que esperan,
tus labios y los míos no se encuentran
ni se acarician, húmedas, las lenguas
y mi mano sin la tuya esta desierta,
temblorosa, ausente, casi eterna...
Que tu estés cerca es mi fortaleza,
mi sangre que circula en la hoguera
del obstinado fuego que alimenta
a tus lágrimas, tu alma, tus cadenas...
y también a mi me derrumba la tristeza,
mujer del alma, mi amada eterna !
Federico L.M. de Luque
03/01/2010