La razón de mis palabras
Mujer del alma, dueña de la mía,
la melancolía de esta tarde fría
trae a mi memoria tu abrazo y tu
gracia,
porque hoy yo tengo mis manos vacías,
mis ojos sedientos de la maravilla
de sentir tus labios... tu luz... tu
mirada,
que aleje por siempre toda mi neblina
y mirar en vuelo esas golondrinas
que hoy parece que
estuvieran tan lejanas.
Gracias a tu dulce y tierna
hechicería,
vi en tu respuesta de hace pocos
días,
caricias de tus manos que me
aguardan
y allí quedo mi alma conmovida,
de pronto la tristeza que se iba
y presentirte otra vez
enamorada,
otra vez en ardiente poesía,
mi memoria de dolor perdida,
por tanto mi alma esperanzada,
en dejar de verte entristecida
y cambiar por un beso... hasta la
vida,
es la razón de todas mis palabras.
Federico L.M. de Luque