Se detuvo el tiempo
Frente a mi, luego de un
tiempo
interminable, que imaginé
eterno:
Dibujaban tus manos en
silencio,
aquella sinfonía de
arabescos
increíbles, de tus
dedos...
Tus ojos, con ese mirar
tierno
me encendían cual chispas de
fuego.
Tus labios, el esperado
beso.
El sensual perfume de tu
pecho.
Entonces se pobló el
universo
con miles de poemas y de espejos,
la noche prodigaba su
consuelo,
con estrellas caídas en el
suelo,
porque allí estabas tu en ese
cielo
y me mirabas, se detuvo el
tiempo...
El diálogo de la noche, fueron
besos!
Federico L.M. de
Luque
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