Estamos
por transitar, otra nueva primavera,
deja que
aprieten mis manos a las tuyas, mientras juegan,
que entre
tanto las alondras, en tu derredor vuelan
enamoradas, quizás, de tu rubia cabellera,
que yo
cantare mis versos desde mi boca que tiembla,
y hasta
tal vez una de ellas venga a posarse cerca...
Te hablare
del Sol de oro, de su luz cálida y espléndida,
Que,
encendido en tu pelo, se desliza en primavera...
te he
cantar en mis versos amor que habita en mis venas
y le da
fuerza al abrazo que sobre tu cuerpo aprieta...
Mira en
mis ojos los tuyos y su luz, que se ve espléndida
sin
lagrimas que se derramen sobre el alma del poeta...
Cada año
Dios repite la tan dulce primavera,
que yo
percibo en tu boca, como una rosa entreabierta
que a mis
amores, mis ansias, de una locura sin tregua,
ofrecen
dulce ambrosia y la inquietante leyenda,
de pétalos
de esa rosa que te llevan mis poemas
y nunca
cesen, mujer, las chispas de noches buenas...
Tengo
celos de la mar, porque te abraza completa,
te
acaricia poro a poro, de púrpura húmeda y fresca
y tu
cuerpo se confunde, con la espuma de su cresta,
-
cincelada en alabastro, lleva tu figura espléndida -
Mi amor,
te canto en mis rimas con mis palabras de ausencia,
letras de
himnos de amor, castellanas, nuestra lengua...
Federico
L.M. de Luque
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