Cuando
tú peines los cabellos plata
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Si cuando llegue el
tiempo he de estar muerto
Y no pueda cantarte
ya mis versos,
¿Podré yo dialogar
contigo, pienso,
En la eternidad mágica
del tiempo…?
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Quizás si logro
diseñar tú casa
Y tú me veas en
paredes blancas
O desde el alfeizar
de tus ventanas,
Hablaré contigo en
las mañanas
Si presientes que
estoy, desde tu cama,
En cada paso que tú
des, descalza
En la cocina, tal
vez la sala,
Pues los detalles de
tu nueva casa
Me llevarán a tu
memoria clara,
Cuando tú peines los
cabellos plata
Renovaremos nuestras
esperanzas
Del secreto amor,
mujer amada,
Dialogaré contigo
hasta el alba
Y hasta pudiera yo
cuidar de ti,
Si habitara en los
espacios de tu casa,
Ser compañía si
estuvieses sola,
Cuando sales, cuando
llegas o descansas…
Tal vez hasta
enviarte mis poemas
Desde el fondo
mágico del alma.
Cuando tú peines los
cabellos plata
Seré el testigo de
tu larga vida,
Te robaré un beso en
las madrugadas
Llorar contigo
cuando la tristeza
Brote de tus ojos
esmeralda,
Estar presente en
esos instantes
Cuando ensayes pasos
de tu danza,
Cuando despidas a
tus hijos grandes
En el momento que
dejen la casa…
Ponerte flores
siempre en esa mesa
Donde lees mis
poemas y trabajas
Para que sientas mi
presencia clara.
Para que veas mis
manos en paredes,
En estantes donde
guardas las toallas,
Para ayudarte a
cerrar portones
Cuando retornes
cansada, muy cansada…
Y también inventare
la forma
De servirte el
desayuno en la mañana,
o quedarme para
siempre en tu estudio
En el alfeizar de
tus ventanas,
En tu jardín de las
flores infinitas,
En el recuerdo de
tus esperanzas…
Quizás si logro
diseñar tu casa
Será la forma de
estar siempre contigo
Cuando de pronto la vida se me vaya
Y si deseares
conversar conmigo
Sólo acaricia tus
paredes blancas,
Camina descalza en
los pasillos
O arrúllame con
pasos de tu danza
Que yo estaré detrás
de los espejos,
Donde se luzcan tus
cabellos plata
Se refleje tu
sonrisa deliciosa
Y la hermosura de
ojos esmeralda…
Quizás así la
eternidad… será la magia
Que permita acompañarte
desde el alma:
Cada instante, una
larga caminata
Y cada inspiración
una esperanza.
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Así mi promesa:
“siempre te amaré”
No han de ser tan
sólo tres palabras
.
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Federico L.M. de
LUQUE
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