Cuando luzcas tus cabellos
plata...
Si después de un tiempo he de estar
muerto,
no podré cantarte ya mis versos…
Pienso
¿
Como interpretar entonces el silencio,
en toda la eternidad del Universo…?
Quizás si logro diseñar tu casa,
para que me veas en tus paredes
blancas,
desde el alfeizar de tus ventanas,
dialogare contigo en las mañanas,
cuando me presientas desde tu cama,
cuando camines distraída, descalza…!
Cada detalle de tu nueva
casa
me llevará a tu memoria clara,
hasta que peines tus cabellos plata
renovando así las esperanzas
del secreto amor, mi niña amada
y
permanecer contigo hasta el alba...
si hasta podría yo cuidar de ti,
si habitara los espacios de tu casa,
ser compañía si estuvieses sola,
cuando descanses y cuando salgas...
Quizás hasta escribirte mis
poemas
desde el fondo mágico del alma
ser testigo de una larga vida,
hasta que luzcas tus cabellos plata
y
vuelen nietos por las escaleras,
robarte un beso en las madrugadas…
Estar presente en esos instantes
cuando ensayes pasos de tu danza,
llorar contigo cuando la tristeza
brote de tus ojos esmeralda...!
Cuando despidas a tus hijos
grandes
en el momento que dejen la casa…
Pondré flores siempre en esa mesa
donde lees mis poemas y trabajas...
Me ocuparé entonces del diseño,
si fuera yo el que diseñe tu casa,
colocare mis manos de arquitecto
en cada rincón, cada ventana,
cada tono de los revestimientos,
para que sientas mi presencia
clara...!
Para que veas mis manos en
paredes
cuando retornes cansada, tan cansada…
-
y también inventare la forma
de servirte el desayuno en tu cama -
Todo eso imagino si pudiese
diseñar las reformas de tu casa…
quedarme para siempre en tu estancia,
en el alfeizar de tus ventanas,
en el jardín de tus flores y
fragancias,
en el centro de tus esperanzas…!
Voy a subyugarte como en mis
poemas,
si me dejas intentar la magia
de crear allí mi permanencia,
tal como se encuentra ya en tu alma...
será la forma de estar siempre
contigo,
cuando algún día la vida se me vaya
y
cuando deseares conversar conmigo
sólo acaricia tus paredes blancas,
camina descalza en los pasillos,
arrúllame con pasos de tu danza...!
Y mírate de noche en los
espejos,
donde se luzcan tus cabellos plata,
que refleje tu sonrisa deliciosa,
la hermosura de ojos esmeralda...
Quizás así la eternidad… será la magia
que permita acompañarte desde el alma,
cada instante, en caminatas largas
desde el alfeizar de las ventanas.
Tomaré tu mano, te daré la mía,
iremos juntos apurando el alba...!
Federico L.M. de Luque