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domingo, 26 de mayo de 2013

A Mariel



No quedan estrellas,
tu padre se apaga,
la luna no brilla
y fluyen las lágrimas...
de tus ojos bellos,
ruedan en tu cara
todo es agonía,
su vida se escapa
Dios, en estos días
te deja sin anclas...!
Llora niña mía
- mi llanto acompaña -
es ley de la vida
que a tu padre llama,
y estás conmovida
con Cecil, tu hermana,
llorando a escondidas,
estrujan sus almas
tristes, sorprendidas,
contraídas, pálidas
y como dos niñas
ya sin esperanzas...
La melancolía
a ambas atrapa,
como una llovizna
de textura trágica...
Esta, mi poesía
te dice en palabras:
muchacha querida,
yo vengo a abrazarlas,
vuestro amor de hijas
que les duele el alma,
son como caricias
que a tu padre alcanza
donde él transita
como circunstancia,
su meta divina
es tu madre amada...!

Entonces Mariel, sonrían,
no se sientan destrozadas,
lloren, quizás tal llovizna,
la bendición de Dios acompaña.

Federico L.M. de Luque
Derechos Reservados

Mayo 10 de 2013